El sábado a la mañana, cuando estaba en la estación esperando el tren para ir a Alemán, se me posó una vaquita de San Antonio en la mano. La miré un rato... sí, pedí un deseo; caminó un rato más sobre mí y se mandó a volar.
Al rato, ya en la clase de Alemán, al profesor se le posó una vaquita de San Antonio sobre el escritorio. En un aula con todas las ventanas cerradas.
Duda 1: ¿Qué probabilidades hay de cruzarse con 2 (dos) vaquitas de San Antonio en un sólo día?
Duda 2: ¿Qué probabilidades hay de que esas 2 (dos) vaquitas de San Antonio fueran la misma vaquita de San Antonio, que se escondió entre mis cabellos, que se coló en algún bolsillo de mi mochila, y viajó conmigo hasta la clase de Alemán?...
Al rato, ya en la clase de Alemán, al profesor se le posó una vaquita de San Antonio sobre el escritorio. En un aula con todas las ventanas cerradas.
Duda 1: ¿Qué probabilidades hay de cruzarse con 2 (dos) vaquitas de San Antonio en un sólo día?
Duda 2: ¿Qué probabilidades hay de que esas 2 (dos) vaquitas de San Antonio fueran la misma vaquita de San Antonio, que se escondió entre mis cabellos, que se coló en algún bolsillo de mi mochila, y viajó conmigo hasta la clase de Alemán?...
Enigmas, enigmas de la vida.