Esta semana me plantié repentinamente faltar a todos lados. El lunes me plantié faltar a la clase de alemán, pero no lo hice porque, aparte del laburo, es mi única obligación del lunes. El martes me plantié faltar a la facultad, y lo hice porque no quería perder toda la tarde por una clase de 2 hs que me requiere un viaje ida- vuelta de aproximadamente 2 hs 30’, ni quería dejar de ir a la radio a las 19 (yendo a la facu retorno a casa a eso de las 20.30). El miércoles volví a plantearme el faltazo a la clase de alemán, pero como es algo que dentro de todo disfruto y aprendo y quizás si no voy me atraso y después me quiero matar, no falté. A la salida me plantié faltar al Programa de Alfabetización, porque tengo 2 hs entre alemán y eso, y no quería almorzar sola. Aunque cuando llegué a mi casa no había nadie y almorcé sola, pero es diferente. Hoy me planteo faltar a la facu, pero no: tengo que entregar un parcial domiciliario, y además no puedo faltara mucho a los prácticos.
Mañana me plantearé faltar de nuevo a la facu, pero no.
El sábado me plantearé faltar a la facu de nuevo, y quizás sí.
El domingo me plantearé una vez más por qué faltás en mi vida, y no, o sí...
Mañana me plantearé faltar de nuevo a la facu, pero no.
El sábado me plantearé faltar a la facu de nuevo, y quizás sí.
El domingo me plantearé una vez más por qué faltás en mi vida, y no, o sí...