Las mujeres soñamos, sí, pero también hacemos planes.
Terminamos el secundario y queremos estudiar una carrera, porque ya no queremos ser amas de casa. Ya no queremos encontrar un marido que nos mantenga. Queremos encontrar una pareja que nos acompañe, que nos apoye.
Queremos cumplir proyectos, queremos afrontar desafíos en el trabajo. Y no se trata de igualarnos a los hombres, porque sabemos reconocer las diferencias; se trata simplemente de satisfacer nuestras necesidades: intelectuales, financieras, sociales, psíquicas, físicas, espirituales.
Queremos viajar, queremos conocer cosas nuevas. A las mujeres nos gusta “chusmear”, pero no nos conformamos con que nos cuenten todo. Queremos vivir las cosas, darnos la cabeza contra la pared y seguir. Tropezar con la piedra y aprender de nuestros errores.
Queremos poder satisfacer también a los que nos rodean. La mujer suele tener una fuerte vocación de servicio tácita para con sus seres queridos, pero eso no significa que no necesite ayuda, ni que sea una esclava de su casa o su familia. La mujeres queremos, además, ser reconocidas por el cariño, el esfuerzo y la dedicación con que nos ocupamos de todo eso.
Las mujeres queremos vernos bien. Nos gusta mirarnos al espejo y estar lindas. Y no tiene nada de malo, no es superficial. Es amor propio.
Porque, al fin y al cabo, las mujeres sólo queremos ser felices.
No es de esto que se trata el día de la mujer, pero de eso se trata mi día a día como mujer.